domingo, 18 de junio de 2017

FIESTA DEL AMOR DE DIOS QUE SE ENTREGA POR TODOS


FIESTA DEL AMOR DE DIOS QUE SE ENTREGA POR TODOS

Por José María Martín OSA

1.- La Iglesia vive de la Eucaristía. El libro del Deuteronomio exhorta al pueblo para que cumpla los mandamientos de Dios. Trae a la memoria de todo el pueblo la experiencia fundamental de los 40 años por el desierto, camino de la tierra prometida. Recuerda que fue Dios quien liberó a su pueblo de la esclavitud de Egipto. Si Israel se olvida de la ayuda recibida en el desierto, caerá de nuevo en las viejas esclavitudes. La lección del desierto es ésta: que Israel vive de la palabra de Dios. En la abundancia y en la escasez, lo que hace sobrevivir al pueblo es siempre la obediencia al Señor. La única posibilidad de supervivencia sigue siendo para Israel la confianza en Dios y en el acatamiento de su voluntad. Desde la nueva situación de prosperidad y de abundancia relativa, el desierto es para Israel una realidad terrible, felizmente lejana; sin embargo, la nueva situación es mucho más peligrosa en cuanto favorece el sentimiento de autosuficiencia y lleva al olvido del Señor, que sacó al pueblo de la esclavitud y le dio de comer y beber en el desierto. El mismo peligro tenemos nosotros cuando abandonamos la participación en la Eucaristía. En este día del Corpus Christi se nos recuerda a los cristianos de ahora que, como escribió Juan Pablo II, la Iglesia vive de la Eucaristía –“Ecclesia de Eucharistia”-

2.- La Eucaristía es sacramento de unidad. Se desató una polémica en la primera comunidad cristiana sobre la licitud o no de comer carne que hubiera sido "sacrificada" a los dioses. Pablo, en la Primera Carta a los Corintios, defiende también en este caso la libertad de los hijos de Dios; pero les advierte que sean considerados respecto a la opinión de los que siguen atados a la opinión antigua y no hieran su sensibilidad. Además les amonesta para que no se pasen de listos y lleguen por ese camino a una participación personal de los cultos paganos. La razón es que para Pablo no hay componenda posible entre la comunión con Cristo y la Cena del Señor y la comunión con los demonios y el culto pagano. Por eso expone el sentido profundo de la Cena del Señor, que nos une a todos en la comunión con Cristo. Por eso, la Eucaristía es sacramento de unidad y vínculo de caridad.

3.- Entrar en comunión con Cristo. Los judíos llamaban "cáliz de la acción de gracias" o "de la bendición" a la copa que, una vez bendecida dando gracias a Dios, se pasaba en la última ronda entre los comensales. Cuantos los cristianos beben de ese cáliz entran en comunión con Cristo y se comprometen juntos en el único y verdadero sacrificio. También "el pan que partimos" se refiere al pan eucarístico (la eucaristía se llamó desde el principio "fracción del pan"), en el que recibimos el cuerpo de Cristo. Cuantos participamos del cuerpo de Cristo nos incorporamos a Cristo y a su misión y formamos juntos un solo cuerpo, esto es, una comunidad de vida, que es la Iglesia. De la misma suerte que el alimento natural se une orgánicamente al hombre, así también el que come la carne y bebe la sangre de Cristo entra en una unión de vida con él. Esta unión es comparada a la que Jesús tiene con el Padre que le ha enviado al mundo. Comulgar es entrar en unión de vida con Cristo para entregarse con él a todos los hombres y alcanzar así vida eterna. Así lo expresa San Agustín: “No podéis vivir bien si él no os ayuda, si él no os lo otorga, si él no os lo concede. Al obrar el bien y al vivir bien, él os llenará. Examinad vuestra conciencia. Vuestra boca se llenará de alabanza y gozo de Dios” (Sermón 132 A)

4.- “Llamados a ser comunidad”. Necesitamos vivir unidos a Cristo para poder participar también de su misión en la tierra. Por eso la iglesia celebra en este día del Corpus “el día de Caridad” El lema de la Campaña de Caridad en la diócesis de Madrid, “Llamados a ser comunidad”, nos invita a la comunidad cristiana a compartir juntos y a no pasar de largo ante el sufrimiento de los otros. En esta campaña se nos propone poner el foco en el valor de la participación y la comunidad como ejes del proyecto de Transformación social. Celebramos el Día de Caridad coincidiendo con el Día del Corpus Christi, la celebración de la Eucaristía. Es nuestra fiesta grande, un momento especial para celebrar el Amor que se entrega, en especial, a los preferidos de Dios, a los que viven en pobreza y son víctimas de la desigualdad, sin derechos, excluidos de todos. Como dice el Papa Francisco “La Comunidad parroquial está llamada a ser Comunidad de comunidades"

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